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"Las lecciones del cypher" y los pioneros del street dance en Bogotá

Actualizado: 1 may 2023




Redacción: Astrid Aristizábal*


Dentro del planeta de la danza, la egrégora HIP HOP sigue creciendo. El hip hop es un movimiento artístico ¡más joven que mis padres! que muta cada día. Se compone de danza (vivida y experimentada en cyphers, batallas, y cada vez conquista más los teatros), música (djing, rap, tornamesismo, beatmaking, beatboxing, producción musical), artes visuales (graffiti) y estilo (de vida, de vestido, de códigos…). Mucho se dice que el hip hop no inventó nada, pero lo reinventó todo. Propuso nuevas maneras de relacionarnos con otros cuerpos, con la música, con el territorio, con el conocimiento. Desbloqueó la calle como espacio alternativo a la institución, el estudio y el teatro, resignificando así experiencias que le pertenecen al ser humano desde que respira en cavernas y bajo bóvedas celestes, haciendo sus ritos de música y danza para acompañarse en la incertidumbre de los fenómenos místicos e inventando jeroglíficos y trazos en las cuevas, las rocas, la materia, desde su naturaleza expresiva prístina.

En Colombia, particularmente, llama la atención el hecho de que la danza, manifestación de la energía, fue la que se impuso y abrió trocha para que llegara toda la maquinaria rítmica de la música. Nadie entiende los tiempos humanos: para ciertas cosas estamos a años luz pero hay pueblos donde todavía es la prehistoria. Entre otras cosas, los elementos tradicionales del hip hop se han ampliado, porque además del breaking, hay una gran diversidad de estilos y subestilos de baile, que, no obstante, fueron surgiendo como micelios y entretejiéndose a este genial movimiento de caderas saltarinas. En Europa, por ejemplo, hacen una distinción entre danzas de calle (street dances) y danzas de club (club dances).


Sigue siendo un fenómeno bastante joven, en todo caso, si lo comparamos con la historia de la danza o los orígenes de otros estilos de baile, como los bailes de salón o el ballet. Sin embargo, vale la pena empezar a tejer pequeñas puntadas de información para ir construyendo también autonomía y perspectiva personal con respecto a la cultura hip hop.


Si bien es una influencia foránea, hay que recordar que el epicentro donde se generó este big bang era (sigue siendo) un gran rizoma migratorio. Entre otras cosas se vio favorecido por el desplazamiento de personas a la tierra “de la libertad”, es decir, surgió en un entorno interracial con fuerte presencia de sangre latina y sangre africana. Así pues, se nutrió de gran diversidad de saberes ancestrales, que inauguraron lo que hasta el momento conocemos y damos por hecho porque lo estamos viviendo y experimentando.


No obstante, es interesante ahondar en las condiciones y factores que se vivían en nuestro país y nuestros barrios en el momento previo a que brotara esa raíz aquí. ¿Cómo era la juventud de nuestros padres? ¿Cuáles eran sus aspiraciones y sus condiciones de vida? ¿Qué hizo posible que nosotres llegáramos al hip hop, o que este llegara a nuestros corazones y caderas? No me lo pregunto en son de nostalgia o apología al pasado; me lo cuestiono más bien desde la curiosidad y el infatigable asombro, y porque valoro los colores vivos de las historias que me componen y que vienen de lugares tan inimaginables e inesperados. Mi autoconocimiento comienza por ese reconocimiento básico.


Con esa sed y hambre de comprender, fui a Bogotá a un evento de Street dance que tuvo lugar a mediados de enero de 2023. Talleres, conversatorio y batallas que reunieron a amantes de la cultura hip hop en Innerspirit studio, en La Candelaria. Las lecciones del cypher fue organizado por At my house Project, liderado por José Luis Cuesta “Q-faces”.

Para aportar a la construcción del CYPHER compartimos la relatoría de lo que se escuchó en el conversatorio

“PIONEROS DEL STREET DANCE EN BOGOTÁ”


PANEL:

Moderadora: Daniela Muñoz. Bailarina de danza contemporánea y antropóloga. “Quiero que entiendan la danza no como una serie de pasos sino como una experiencia total”.

Invitades: Jhon Álvarez, Daniel Fonseca, Giovani Torres, Yaneth Osorio, Michelle Cárdenas

*

D. M.: ¿Cuándo empezaste a bailar?

Jhon Álvarez: Empecé a los 10 años, en 1981. Bailaba “tandra”, (hoy house).


Daniel Fonseca, Dani poping o el caballero del break: A los 10 años, en 1982. Ejecutaba la mayoría del baile del break, tandra, new wave, salsa.


Giovani Torres, Mr. Brian: Tengo 52, comencé a los 18, en el 87-88. Comencé un poquito del break dance, por el power moves que daban durísimo así que me fui por el poping, tandra.


Yaneth Osorio: a los 13, en el 95. Hip house, luego exclusivamente house.


Michelle Cardenas: 39 años tengo. Empecé en el 96. Cuando comencé me decían que lo que bailábamos era “tandra” y “happy house”.


D. M.: ¿Cómo era la experiencia de la miniteca o de estar en discoteca?

Jhon: escuchaba música de plancha por mi mamá. Un vecino colocó a todo volumen música y en el barrio alquilaban local o garajes para hacer fiestas. Me salía sin permiso de mi mamá y me metía en la rumba. Mamá se enteraba porque ponían los cartelitos de la fiesta en los postes y a lo último ella se cansó de estarme sacando de todo lado.


Daniel: Yo siempre me saturé de mucha cosa, de muchos ritmos. Nunca me fui por uno solo. Es bueno de todo, desempeñarme en todos los ritmos porque cuando llegué a la adolescencia había discotecas donde nos encontrábamos de barrios diferentes y la manera de retarnos era en la pista de baile. No quería quedarme corto.


Michelle: desde mi contexto, en los 90, se hacía miniteca los viernes y los domingos de 2 pm a 8 pm, para los menores de edad.


Yaneth: yo bailaba en mi casa, pero cuando descubrí las minitecas todo fue mágico, porque me di cuenta que había más personas que les gustaba bailar, ¡como a mí!


Giovani: llegué a la danza como por aceptación. Jugaba fútbol, pero cuando llegué al baile me di cuenta que era bueno en algo. Veía un paso, lo ensayaba en casa y lo ensayaba. El baile era un desahogo para mí, me daba alegría. Cada ocho días era ahí, ahorraba lo de las onces para ir a Eros. Siempre iba a las minitecas que había cerca, en el barrio.


D. M.: LAS MINITECAS ERAN UN LUGAR MUY CENTRAL PARA SU DANZA. ERAN UN EPICENTRO DE MUCHAS COSAS. Niños de 10, 14, 15 años se empiezan a mover por su ciudad. Eran muchísimas minitecas cada ocho días que terminaban convirtiéndose en su “hogar”.

¿Cómo era su relación con la discoteca en la que bailaban?


Jhon Álvarez: había un grupito de ocho que éramos la “élite” de la tandra.


Giovani: Yo me centraba en Eros. Pasaban “propagandas” de que en tal discoteca iba a haber un concurso, y nos íbamos. Cuando empezaron esos concursos, fue que nos empezamos a conocer.

Yaneth: quiero hablar de Momo. Se empezó a volver muy familiar, todos nos conocíamos con todos, en Momo teníamos que estar bien vestidos y los house dancers eran muy distinguidos por vestir bien. Me fui a Latins y me dijeron: “tú no puedes bailar aquí así, te van a chuzar” así que volví a Momo. Empezamos a reconocernos entre varios.


Michelle: aquí hablamos de popping, locking, house pero no (en ese entonces): popping era el quebrado, al bounce (le decíamos) saltadito, (a algún) giro estilizado de ballet o contempo le decíamos baletiano. Eso hacía parte de los nombres que le poníamos a los pasos. Cada estilo tenía un nombre X y gracias a youtube y mtv empezamos a conocer los nombres que ahora conocemos.


D. M.: ¿Qué eran los retos y qué eran los concursos?

Daniel: el reto entre dos parches por ver quien traía mejores pasos y los concursos los hacían las discotecas.


Giovani: los retos cuando estaba aprendiendo a bailar en las ciclovías. En el barrio ensayábamos todas la semana: sacábamos cartón, grabadora, hasta que pasaba la policía y nos escondíamos 15 minutos y volvíamos. Los concursos en las discotecas. Antes de concursar nadie bailaba. Pasaba el concurso y eso era la locura.


Jhon Álvarez: ahora hay más hermandad, pero en la época de nosotros era más delicado. Si alguien le ganaba un reto a alguien, a la salida se daban. Eran tiempos agresivos. Me parece que antes era más peligroso la cuestión de las fiestas.


Yaneth: en los 90 el reto era: Cada discoteca tenía su grupo insignia y si llegaban grupos de una discoteca a otra, se sentía la tensión. Había grupos rivales que siempre se confrontaban para saber cuál era mejor.


Michelle: sí había una que otra pelea por relaciones amorosas. En la miniteca uno iba a bailar y si el de Ripley sale a bailar con la chica de Insomnia, pasaba ese reto de quién estaba con quién. Pero no porque bailara uno más que el otro. Todo esto era netamente coreográfico. Abrir el ruedo era un poco violento. Era muy difícil ver una mujer bailar. Era un gremio 80%-90% (en los retos) de hombres. Y ponían vasos de agua en el suelo y no los tumbaban. Cada grupo tenía su forma característica de vestir.


D. M.: En los 90 se empezaron a formar grupos de baile. Ya sabían quiénes eran los grupos y representaban las discotecas. ¿cómo era esa experiencia?

Michelle: siempre hay un líder. En mi contexto no había una creación colectiva. Se manejaba mucho el ego del director. El bailarín ponía sus pasos y era verdad absoluta del director.


Yaneth: como mujer, entrar a una agrupación era supremamente difícil. Hablo de los 90, la mayoría eran hombres. Las mujeres que lograban llegar era porque practicaban o porque era la novia del director, o la amiga o la hermana, pero era muy difícil estar en esos espacios, además porque al bailar el baile era muy rápido y duro, porque bailábamos tecno.


Giovani: primero siempre bailaba solo. Cuando empecé a bailar llegaban los “oronegro”. Mi experiencia en cuanto a coreo era que nos identificábamos por la improvisación: bailábamos con sillas, con bastones, con periódicos. Teníamos un estilo diferente. El locking era el “leiri” y la sensación era como si estuviéramos manejando chacos (¡eso que manejan los karatekas!).


D. M.: ¿Cómo manejaban lo creativo? ¿qué hacían para crear los pasos?

Daniel: en nuestra época no había el alcance de ahora. Nos tocaba crear de una época, de la tandra pasábamos el paso de la salsa al tandra. Nos referenciábamos de nuestros mayores, los que llevaban uno o dos años más que nosotros y tratábamos de combinarlos. “Repollo” fue de los más emblemáticos del locking en Colombia. Luego llegó el betamax.


Michelle: en los 90 ya había mtv y otro canal. Ahí veíamos los videos de Vanilla Ice, Mc Hammer. Esos videoclips tenían 5, 6, 7 movimientos pequeñitos que nos daban como un primer indicio para seguir sacando movimientos. En mi caso, viendo que en los 80 tenían otros movimientos, se transformó a la tandra o al house. En los 80 hacían una tandra diferente a la que hacíamos nosotros. “Ice baby” de Vanilla Ice, hacíamos “el trotador”, pero no teníamos la información que hay ahora. Ya empieza, viene Michael Jackson, Back Street Boys, Andres Anvar viene también de esa época, pero no sabíamos cuáles eran los estilos. Era muy limitada la información. Caos, Ripley, Charlote, Insomnia, los grupos que había, los pasos eran “mondongo”, “1234 vuelta”, eran códigos que teníamos claves. Como estábamos en diferentes localidades, llegaba de Usme y se encontraba con la de Antonio Nariño, el cuerpo se movía de la misma manera que el otro de allá. Sin conocernos, uno llegaba y hacía un paso y ya sabíamos que estábamos haciendo el mismo paso, claro, era danza social. Eso me parecía mágico.


Daniel: en las dos épocas se cambiaban los nombres. Cuando éramos bailarines callejeros, no le decíamos como se llamaba originalmente. El headspin le decíamos tornillo, la mesa… Ahora conocen los términos en inglés y español, pero nosotros los nombrábamos como nos parecía.

D. M.: Desde los 80 se empieza a usar el tiempo musical. Jhon nos puede comentar un poco, ¿cómo era tu forma de crear pasos al llegar a la fiesta?

Jhon: yo no fui creador de ningún paso. Tenía mi referente, mis mostros, les decían “los pachecos”. Trataba de llegar primero a la fiesta para practicar y cuando llegaran los otros los perfeccionaba. De nombre de los pasos de tandra, ninguno tenía nombre. Sí en la época de nuestros padres y tíos, los pasitos de cachaco, pero los pasos de tandra no tenían como muchos nombres. Nunca tuvimos la oportunidad de… yo ví algo muy interesante, los analicé, los miré bailar, ¡nosotros nunca pudimos hacer eso! ¡Si nos metían a un salón comunal, nos sacaban! Eran tiempos difíciles, no podíamos compartir.


Giovani: encontré en la danza un propósito. No me importaba cómo se llamaban los pasos, en los pasos y coreografías siempre me perdía, pero empezaba a improvisar. Yo, porque encontré ese desahogo, no me di cuenta del momento histórico que estábamos viviendo. ¡Estábamos viviendo en cuanto a la danza algo muy bacano! Si hubiera tenido esa certeza, porque no teníamos academia, si nos hubiéramos centrado más en el baile, hubiéramos hecho algo muy importante. En nosotros era el baile y sanar el corazón.


D. M.: ¿Con qué música bailaban?

Jhon: me gusta la del dj Patrick Cowley, tandra.


Daniel: fui muy empírico, bailarín callejero neto. Nunca me interesé por los álbumes, ni los temas. Yo me dedicaba a bailar, bailar.


Yaneth: la música dependía mucho de las discotecas. Yo iba donde colocaban hip house y en los 90 puro tecno.


Michelle: dependía del dj. En La x, donde empecé a bailar, ponían Dj Master Boy, Snap the power, Afrika Baambata, eran unas mezclas rarísimas, pero era más que todo ese house de los 90 que se utilizaba en las películas gringas de porrismo y tarareábamos porque nosotros inglés 0 en ese entonces. La música tandra era high energy. Después del house vino el trance y eso desplazó a los bailarines porque ya la música era tan rápida y tan veloz que el bailarín también empezó a tomar otros rumbos, Michael Jackson, etc.

En Bogotá se empezó a dar eso de Tandra y Salto bajo, pero estoy seguro que no sabemos qué son.


Daniel: Tandra es el género. Popularmente a los movimientos se decía tandra y refería movimientos de la cintura hacia abajo. Se diferencia del house porque la tandra es exclusivo de movimientos de pies, en house se usa mucho el tronco.


Yaneth: la tandra muere en el 89, dicen, como movimiento. Pero la palabra siguió su camino y nosotros como house dancers la cogimos porque suponemos que también era tandra. Yo no he investigado mucho del salto bajo, muy parecido al New Jack Swing pero ellos también le decían tandra. Con esta investigación, nos hemos dado cuenta entre todos, que son estilos que se transforman. Nosotros empezamos a bailar más rápido y a usar más brazos. El house que bailamos y vivimos Michel y yo es totalmente diferente al house que ustedes viven hoy. Cuando bailábamos nos dijeron que ‘ustedes lo están haciendo mal’. Lo defendemos porque fue el house y la tandra que surgió desde nuestra experiencia en Bogotá. Lo bonito de los 80 y 90 es que son estilos propios, ya eso no lo van a ver más. Lo que hicimos y conformamos es totalmente originario de Bogotá.


Giovani: Chicago footwork, ese movimiento rápido de los pies, era lo que conocíamos como tandra. Chicago footwork es el estilo de paso que hacíamos nosotros.


Daniel: el orden que yo tuve, no sé si se creó igual, pero en el orden que llegó a Colombia, puro break dance, tuvo estabilidad mas no desapareció porque llegó con una fuerza tremenda la tandra. Murió en ser la más de moda. Ahora está de moda el reggaetón, pero no murió la bachata. La tandra fue desplazada por el rap, el house. Fue una transición que se va mostrando en toda clase de cosas en la humanidad.


¿Para ustedes qué significaba ser bailarín o bailarines?

Michelle: ahora es de lo que vivo, soy yo. Pero en esa época, me llenaba bailar. En ese momento, gracias a los concursos, era generar un reconocimiento, era muy superficial la sensación. A través del tiempo uno entiende que bailar, danzar, es uno.


Yaneth: en ese entonces significaba reconocimiento, ser parte de una comunidad que le gustaba lo mismo que a uno.


Giovani: para mí en esa época el baile fue todo, mi vida. Ahí encontré muchas cosas como el calor de la amistad, reconocimiento de que podía hacer cosas sin ofender a nadie. Eso me ponía como puertas con las personas, el baile era sentirme bien, sentirme aceptado, tener buenos amigos, una familia bacana y que me aceptaran como uno es, sin aparentar nada.


Daniel: significó todo, nunca gané dinero con el baile, era demasiada pasión. Era tal la fiebre de saber que iba a bailar, tenía novias que me decían “el baile o yo”. Mis dos hijos primeros nunca estuve en el parto por ir a la discoteca. Me llevaron preso muchas veces por estar bailando, practicando, en la calle. Dejé muchas cosas por el baile, dejé psicología por ser un buen bailarín. Sea apasionado por el baile pero que siempre sea paralelo a un plan B.


Jhon: le digo yo a mi mamá hoy en día, y le decía “salí quedado para el estudio, pero muy buen bailarín”. Me metí mucho porque quería reconocimiento, aceptación. Llegaba el famoso. Más que todo sí, reconocimiento y aceptación.


BOGOTÁ En los 70 estuvo marcado por la migración, en los 80 por el narcotráfico y las pandillas juveniles. En los 90 surgen los jóvenes como sujetos culturales, pero “yo joven qué voy a hacer en este país, la incertidumbre”. Ser joven en medio de esa maraña y encontrar un lugar para sí en la discoteca, donde se suspendía mucho esa realidad.

Jhon: en cuestión de lo de la violencia, debemos sentirnos bendecidos por veteranos y haber pasado todo eso, estar vivos, a muchos conocidos de nosotros los mataron.


Giovani: una vida de éxito o una vida de propósito. “Bailar para cambiar vidas”. Enfoqué mi danza no para ganar premios sino para danzar con un propósito.


Preguntas del público

¿Por qué el título del evento es “las lecciones del cypher”? ¿Hacían cypher en ese entonces?

José Luis Cuesta: Las lecciones del cypher. Mi idea es que cada uno investigue. El cypher sale de la nación del 5 por ciento. Los 360 grados del cypher, 120 de sabiduría, de entendimiento. El título es lo que estos 360 grados nos pueden ofrecer por medio del conocimiento como tal de los invitados que nos comparten esto. ¿Por qué Colombia no tiene estos mismos diálogos? Hoy el cypher se entiende desde muchísimos términos. Pero desde el islam y la nación del 5%, les comparto lo que significa lo de los 360 grados.


Michelle: no sabíamos qué era un cypher. Era un ruedo, donde se hacía un círculo para batallar con el otro. No tenía un significado tan profundo, o sí pero era mucho más tranquilo. Era más corto ese espacio. No era extenso en el tiempo, 2, 3 canciones y empezaba lo coreográfico.


Yaneth: se salía más como a demostrar lo que tú sabías. El momento de compartir era cuando bailábamos en línea. La dinámica que ustedes estaban viviendo, que alguien hacía el paso y ustedes lo seguían. Espacios de entrenamiento no había. Nuestro espacio de formación era la discoteca. O la sala de la casa, la terraza, o en últimas un parque.


Daniel: apóyense de los instructores. Encuéntrense de a 5, de a 10. Apoyen a los instructores, a la gente que quiere enseñar. // Los concursos se definían por aplausómetros. Pero en algunos concursos sí habían jurados.


Michelle: en los concursos de mi época, se ganaba más por intuición o por la emoción y la euforia, no necesariamente por algo técnico.


Jhon: era por el estilo, por el movimiento de piernas. Salían muchos inconformes.

***

**

*

FIN.

¿FIN?

Esto sucedió en Bogotá, y estas son solo algunas voces.

¿Cómo fue tu experiencia?

¿Cómo sucedió en tu ciudad?

¿Cómo sucedió en tu vida?

El CYPHER continúa expandiéndose...




 

Conoce más de At my house project en su perfil de instagram:

Y observa momentos del cypher final que vivimos entre los participantes y asistentes de este conversatorio en el instagram de Dadanza, en el siguiente enlace: https://www.instagram.com/p/Co-Nx6ZuRGx/?utm_source=ig_web_copy_link

 








*Astrid Aristizábal es licenciada en lenguas extranjeras, creativa y creadora. Bailarina en formación. Amante del freestyle. Escritora. Ola del amor. Esencia en expansión.


Conoce algunos de sus textos en https://bailalalabia.blogspot.com/

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